Me declaro cría singular
del febril prodigio procreativo,
fruto de un ardiente furor degenerado.
En estos casos tres son compañía
y dos, multitud.
Deberíamos agotar todos los recursos.
Nada de pan, nada de agua.
Seamos un muro
de magia gris, subdesarrollada.
Y con nuestro masculino vigor
levantemos un dedo
para proclamar,
en esta isla de barro,
la más ideal de las doctrinas.
viernes, septiembre 28, 2007
miércoles, septiembre 26, 2007
martes, septiembre 11, 2007
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